Los que somos aficionados a la méteo formamos parte, habitualmente, de un ecosistema cerrado donde los contactos son entre iguales. Es normal que el entorno familiar esté apartado de estas aficiones. Ocurre en muchas aficiones, no solamente en la meteorología. Es normal. Y después del auge de Internet este colectivo se expande mucho más. Las amistades en estos casos acostumbran a ser «los de internet».
Pero la vida tiene un ciclo que acaba. Forma parte de la evolución dar paso a nuevas generaciones. Lo que realmente duele es que cuando termina la vida para alguien que tiene mucho contacto con gente «de internet», los familiares pueden tener dificultades para comunicar la pérdida. Y sabe mal no poder reaccionar de forma correcta, sobretodo por sus familiares. ¿Cómo puede ser que alguien que dio tanto por un grupo no diga absolutamente nada? Pues porque puede pasar que cuando la noticia llega ya es algo tarde para reaccionar correctamente. Nos ha pasado con muchas amistades del entorno de la meteorología: Josep Tous «Tborras», de León; Josep Peinado, de Valencia; Lluís Algueró, de Tortosa; Miguel Ángel Peláez «Pilgrim», de Cuenca. Pero son más y disculpad si en estos momentos no los recordamos o desconocemos. Y ahora nos ha vuelto a pasar con nuestro estrecho colaborador Bernardo, de La Colilla (Ávila), del cual nos llegó la triste noticia ayer, día 7, de su traspaso el día 20 de noviembre. Demasiados días, siempre son demasiados días.
Descansa en paz, Bernardo. Y gracias por dedicarnos tu tiempo y sabiduría.